«Y ocurrió así: robaron un R5
y se fueron buscando el calor.
Llegaron al desierto de Almería
y ese día se fundía con todo el vapor
del mar»
En mi caso, el sur era el norte, el plural, singular, y el vapor del mar era un frío y lluvia espantosos, y un paraguas eternamente olvidado en la estantería de la habitación.
Queda feo hablar de algo tan pueril e individualista como «mi primer viaje en solitario» mientras, a tres paradas de metro de donde dormía, quemaban cada noche la mitad de los contenedores del barrio y que ayer el rey de nuestro estadito abdicó y se abre una brecha socio-política más aparente que real, pero oye, ahí está.
Mientras el mundo rueda, yo sigo canturreando en mi cabeza, sigo saltando entre miles de personas, mirando ojiplática a escenarios con demasiados colorinches para una mente acostumbrada a los pocos estímulos del pueblo, chupando amargo cristal y sintiendo una resaca en forma de baile que no se cura con ibuprofeno, ni agua, ni el paso de los días.
La lista de grupos es tremenda, si bien es cierto que al ser mi primera vez quise cubrir los imprescindibles y tuve algunas tachaduras de última hora dolorosas pero inevitables.
Miércoles.
Llegué un día antes sólo para poder ver a Holy Ghost! El viento, la lluvia y el frío estuvieron tan presentes como los pocos 200 ó 300 asistentes que se dejaron caer por la explanada alejada de la mano de dios a las doce de la noche de un miércoles. El inicio de concierto estuvo marcado por la presencia de paraguas; y el final por su ausencia a pesar del diluvio y un montón de gente mojada agitándose entre sí: ya nos daba igual la lluvia.
Por cierto, fue en el ATP, escenario posteriormente rebautizado por moi como «el de las joyicas», veremos por qué.
Jueves
Éste era el primer día (de verdá) y empezaba fuerte: apuntados tenía uno diez grupos, de los que tuve que dejar caer dos por solapamientos imposibles de horarios (y escenarios a 15 minutos el uno del otro… Aquello era más grande que mi pueblo… Lo que en realidad tiene poco mérito).
Cambié a Nacho Vegas por Midlake cuyo concierto me fascinó y lo petó lo suficiente para que fuese inevitable comparar con las Warpaint (me enteré en ese momento que eran cuatro tías!), que tocaban justo a continuación en el escenario de en frente. Las chavalas petaron el Heineken (escenario principal) aun siendo las 20 de la tarde del jueves aunque para mí la sensación era de que se aburrían a ellas mismas.
Y a partir de aquí comenzó la non-stop mandanga.
Neutral Milk Hotel: sabes que un grupo lo parte cuando tienen la misma capacidad para hacerte bailar que para mantener el silencio en momentos así. También en el ATP, se encumbraron con ese rollo folky extraño, con alguna pincelada de ska y, de pronto, ruidicos y psicodelia… Vamos, un menú completo que satisfizo los mejores paladares. Realmente durante el resto del festival todo el mundo alabó este pequeño y gran conciertaco.
Casi sin dar tiempo a respirar, nos vamos a QOTSA. Madredelamor. Madredelamor. Creo que tocaron hora y media, que bien podrían haber sido tres, o toda la noche. En serio, nunca me había pasado algo así, quería que no terminase nunca; no paramos de bailar, de saltar y, aunque me faltó que me tocasen ésta, no dejamos de darlo todo ni un solo momento.
Tuve que prescindir de Shellac, que dicen que tocan todos los años, y me he confiado en que los veré el próximo PS. En su lugar -y porque me pillaba al lado-, vi a Arcade Fire. No tenía demasiadas expectativas en este grupo porque el último disco me parece flojo, pero ellos debían de saberlo también y se tocaron The Suburbs prácticamente entero y, además, el espectáculo de luz y color que se marca esta gente no es de este mundo.
Aunque creo que lo mejor del concierto fue tener a The Samordos (los colegas de la Vega Baja) detrás haciendo chistes sobre la cantidad de gente que toca en este grupo:
– Te subes ahí a la esquinica con un triángulo y ni se dan cuenta de que estás de pegote.
– Fijo que han pillao a unos cuantos colgaos de por ahí y los han puesto a hacer playback.
– Al tío se le ha roto un boli encima de la chaqueta.
– Etc.
Del último, entre otras, tocaron Afterlife (que es como para no parar de llorar) y We Exist, que el vídeo lo peta +1000, y cuyas imágenes (tres señores bailando a lo Beyoncé) adornaban el fondo del escenario.
Realmente, y de nuevo recuerdo que iba sin demasiadas expectativas, aluciné con la capacidad para hacer bailar, saltar, silbar y corear a miles y miles de personas. Yo estaba bastante atras y podía ver un mar de gente ondeando; era maravilloso.
Pero la escalada de magnificencia festivalera no paraba. Pensaba que los Queen eran insuperables, que Arcade Fire lo había petado demasiado et, voilá, Moderat. Con una puesta en escena hiper-mínimal y pocas ganas de marcarse hitazos de sus discos, los tres componentes nos hicieron seguir quemando cerveza y sudor. La verdad es que no faltó Bad Kingdom (otro vídeo recomendabilísimo), pero casi era más apabullante cuando sampleaban como locos mientras en la triple pantalla que habían montado aparecían imagenes de recortadores y toros (no sé si sería un montaje específico para Spain…). Muy guapo todo.
Por último -y con esto termino por ahora-, me paseé por Metronomy, más por cotillear un poco y ver si realmente el directo era tan ñorder como el último disco. Y efectivamente y sí. Así que me dediqué a picotear por los escenarios colindantes, donde me encontré con un muy decente Julio Bashmore y, finalmente, con un Jamie XX que a mí, a las santas cinco de la mañana que eran, no me trajo arriba.
El metro abrió y con él dimos por terminada la primera jornada completa del PS14.
Supongo que a estas alturas del jueves ya había decidido que volvería a comprarme la entrada para el próximo año que, admemás, hacen 15 aniversario y anuncian sorpresacas.